La fuerza del huracán

El huracán es un viento poderoso.

Su ojo alcanza lejanos objetivos.

Su fuerza es descomunal.

Su acometida es brutal y su rastro lleva a la calma.



sábado, 4 de diciembre de 2010

Los reyes del desierto


Los tres amigos se miraron. Aquel lugar era muy extraño, nunca habían estado allí. Jamás habían visto una niebla como aquella, de color arena y azul. La temperatura era agradable y, sorprendentemente, el suelo había desaparecido bajos sus pies y sus cuerpos flotaban en aquel espacio nebuloso ajenos a las fuerzas gravitatorias. Más abajo, lejos de ellos, sus tres sombras se proyectaban sobre un piso de arena del desierto. Era como si se hubieran despegado de sus respectivas sombras y se hubieran elevado a un lugar etéreo, sin paredes y sin materia.

"¿Donde estamos", preguntó Javier, el más grande, "¿Cómo hemos venido a parar aquí?".
Tato iba a contestarle cuando, de repente, en medio de aquella atmósfera algodonosa se abrió un gran agujero que proyectaba una luz muy blanca sobre el rostro de nuestros amigos que casi les cegó. Con mucha dificultad vieron como de la luz surgía un hombre moreno y despeinado, muy alto y delgado, con barba descuidada de varios días, que vestía unos pantalones vaqueros raídos y despintados y una camiseta negra de tirantas. Aquel individuo, tras darle una profunda calada a su cigarro, habló dirigiéndose a tres estatuas estupefactas, inmóviles y asustadas personificadas por quienes un minuto antes viajaban libremente por una despejada y destartalada carretera que cruzaba el desierto del Sahara al sur de Marruecos.

"Vamos a ver chavales, soy San Teodoto, patrón de los taberneros, tengo mucha prisa porque allí arriba la peña se impacienta si no abro pronto el chiringo. No sé por qué me envía el Jefe para que me las entienda con vosotros, dice que tenemos algo en común, en fin, no sé, por aquí pasa de todo, mucho ganado que nunca se sabe de qué pie cojea. Vamos al lío. A ver, tú moreno, sí tú el de la libreta, deja de escribir y escucha lo que tengo que deciros a los tres. No sé que es lo que pasa, pero estos días la cosa ha estado movidita por aquí y ya han venido muchos por lo mismo. Además en los informes que me han entregado dice que sois buena gente, pero, de momento, tenéis que volver por mucho más tiempo, una larga temporada, y redimir algunos pecadillos que empañan vuestros expedientes. Así que no os quiero ver por aquí en muchos años. Al parecer hay bastante gente que os echarían de menos. Pero ojo, no os váis de rosita, cada uno tendrá que pagar su penitencia.

A ver tú, sí tú, el grandullón. Tu penitencia será la siguiente: te cambiarás de ropa y te ducharás todos los días; aceptarás el trabajo que te han ofrecido en Verjoyansk, en la Siberio oriental rusa, para levantar el tendido electrico y de comunicaciones del nuevo trazado ferroviario. Llévate abrigo porque allí hace un poco de frío; algunos días se alcanzan los 40º bajo cero, aunque te dejamos que de vez en cuando te calientes con vodka, pero sin pasarte y con cuidado chiquitín pues después con las emociones te da por las siberianas y aquello no es como en el mediterráneo. ¿Vale mozo?

Ahora vas tú, el de las gafas colgando. Al parecer lo tuyo es la libertad, un día aquí y otro allí, mucho viajar, pocos planes, las clases de chino y todas esas cosas. Bueno, pues va siendo hora de aplicarse chaval. Tu penitencia va a consistir en trabajar en una gestoría en jornada de ocho horas partida de mañana y tarde. Comenzarás a las 8:00 horas por la mañana y te podrás marchar a casa a las 7:00, cuando tu jefe te dé permiso. Comprarás un apartamento, pedirás un préstamo al banco para hacerle obras y amueblarlo y tendrás un mes de vacaciones en agosto. Bienvenido al sistema colega.

Menos mal, ya me piro después terminar contigo largo. Bueno Don Manuel, tu penitencia es bien sencilla, qué faena macho. Para empezar te limitarás a consumir únicamente un par de cervezas los fines de semana; entresemana ni olerla. Y para terminar te aplicarás más con el sexto mandamiento, así que se acabaron los pensamientos de guarrerías españolas. Y otra cosa, ni se te ocurra soñar con más viajes por cuenta propia, incluido ese de Cabo Polonio. En fin, ya te vale.

Bueno, me marcho a poner unas cuantas rondas a la parroquia, que aquí en el Limbo las penitencias cada vez son más raras. Recuerdos al de Bami y al de Felipe II".


Antes de que a San Teodoto le diera tiempo a marcharse, apareció otro individuo detrás de él. Se trataba de un hombre de pelo castaño, de mediana altura, mofletudo y algo gordito que vestía un mono verde, botas impermables y llevaba una tijeras podadoras en una mano mientras que se llevaba la otra mano a la boca intentado contener la risa.

"Hola amigos, soy San Abelardo, patrón de los jardineros. No le hagáis caso a Teodoto, que es un guasón y un bromista. Ya se ha tomado un par de copas y se está quedando con vosotros. Siempre hace lo mismo con los que vienen por aquí. Bueno, os tenéis que marchar. Como ya os han dicho, regresáis por donde habéis venido pues aún os queda mucho que hacer. Así que pasadlo bien y aprovechad el tiempo. Disfrutad de la vida. Por cierto, decidle al de Bami que todavía estoy esperando que nos haga ese banco de parque que prometió, nos hizo mucha ilusión cuando lo dijo. Adiós".

De repente, los dos santos desaparecieron. Al mismo tiempo, todo se oscureció y se hizo un silencio estremecedor. Entonces nuestros amigos entraron en una especie de trance violento y convulso que les hizo contraer sus músculos y disparar la adrenalina. Fue un momento intenso, tras el chirriár de la frenada vino el duro impacto y, después, el aturdimiento, la pérdida de orientación, la fatiga, el mareo y el dolor.

Antes de tomar una curva, en un cambio de rasante, el coche que venía en dirección opuesta a toda velocidad, había invandido el carril contrario por el que circulaban nuestros amigos y, tras derrapar y dar varios bandazos sin control intentado esquivarles, se incrustaba lateralmente contra el frontal del auto de alquiler que conducían desde Marrakech por una carretera abandonada surcando el imponente paisaje desértico.



Tras la colisión, los tres colegas quedaron exhaustos, agotados y mal doloridos. Tato con las cervicales hechas añicos, Javier con magulladuras en las piernas y Don Manuel con contusiones en el pecho y en un hombro.

Después vinieron los servicios sanitarios, los trámites policíacos, el traslado a la población más cercana, las declaraciones, las curas, las gestiones con el rent a car y con la aseguradora del coche, un sin fin de diligencias que les llevó todo el día hasta bien entrada la tarde. Afortunadamente no hubo problemas para conseguir un nuevo automóvil. Cuando todo aquello acabó, decidieron que no continuarían el viaje hasta la mañana siguiente, lo que les permitiría descansar en un hotel de la zona y reponerse de las lesiones lo suficiente como para querer llegar a su destino final en las profundidades del desierto. Así lo hicieron.

Y aquí están, vivitos y coleando, disfrutando del placer de vivir. Mírenlos, Melchor, Gaspar y Baltasar, tres reyes pasándoselo como niños. No recuerdan nada de lo que ocurrió en aquel extraño lugar, en aquel limbo flotante, ni de las penitencias que les impuso el bromista patrón desaliñando, ni del indulgente patrón jardinero les eximió de las mismas; sin embargo ahí los tenemos, exprimiendo el jugo de la vida y saborando sus manjares, como días más tarde experimentarían en el restaurante Al Fassia, en la zona moderna de Marrakech. Buen viaje amigos, conviene recordarlo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Un buen paseo a la Alameda


El padre le dijo en romaní a su hijo que se acercara a él. Debido al ruído del tráfico y al trasiego que había en la calle, el progenitor no escuchaba la melodía que su vástago y compañero acababa de empezar a entonar con su clarinete. El joven se aproximó, tomó aire de nuevo, chifló en la boquilla del instrumento y la música sonó de nuevo alegrando la mañana. Ahora el patriarca le había cogido el son al bolero y podía acompañarlo y marcar el ritmo a golpe de pandereta. Padre e hijo se miraron, uno de ellos guiñó un ojo, los dos sonrieron y, con esta complicidad, comezó una espléndida y soleada mañana que invitaba a la gente en la calle a ocupar todas las mesas de los numerosos veladores que proliferan en Nervión. Por la tarde había partido, así que el ambiente de aquel domingo era populoso y animado.
Después, tapitas en la calle, helado en la esquina, siesta durante una horita con el runrun de un telefilme y, tras espabilar durante unos minutos, con camiseta, pantalón corto y zapatillas deportivas, cogí mi bicicleta superdahon, bajé las escaleras con ella al hombro y, ya en la calle, pedaleé hasta el lugar de encuentro con mi grupo ciclista.
Eramos cinco gregarios en ruta hacia la Alameda de Hércules. La tarde muy clara, luminosa y templada, perfecta para rodar. Tomamos el carril bici y, tras alcanzar el Prado de San Sebastián bajando desde Ramón y Cajal, nos desviamos por la Avenida, sorteando tranvías y paseantes, raíles y turistas, familias, grupos organizados, parejas, pandillas, mochileros, solteros, viudos y despitados. En la plaza Nueva, un cuarto de hora para las seís de la tarde, luego por Tetuán hasta la Campana, algo más despejada, y antes de coger Jesús del Gran Poder en contramano, visitamos los escaparates de El Corte Ingles, en la Plaza de El Duque, donde un reducido grupo hacía cola para comprar las localidades de la función teatral, en la sala la Imperdible.
Por fin la Alameda de Hércules, imponente desde el siglo XVI, el más antiguo jardín público de España y Europa, con las entradas delimitadas en un extremo por las columnas de Hércules y Julio César, y en el otro por otras dos con leones y escudos que representan a la propia ciudad y a la nación española. Espacio restaurado reciéntemente en el que destacan el palacete de la Casa de las Sirenas y varios quioscos de moderna concepción. Hechamos de menos el albero que alfombraba toda la plaza y sobre el que se asentaban los antiguos y escasos vestigios de lo que en su día fue un hermosos jardín. Las nuevas farolas no le hacen favor alguno al conjunto arquitectónico ni la moderna y desentonada comisaría de policía. No obstante, la Alameda parece recuperada para la ciudadánía y en sus bancos, polletes y veladores se está bien tomando un refresco, un café, una cerveza con tapa, un vino o un helado mientras se contempla placenteramente el ir y venir de los viandantes.
Así hicimos durante algo menos de una hora. Aparcamos nuestra bicis y nos sentamos en una agradable terraza a tomar unos bebidas frías para saciar nuestra sed de esmerados ciclistas. Una hora de relax, un momento contemplativo, sintiendo el calorcito de la tarde en el rostro, mirando a la gente, comentando, como diría Don Manuel, el paisaje y el paisanaje. Antes de partir se unieron a nosotros dos compañeros solidarios, madre e hijo.
La vuelta por la ronda histórica, a la que llegamos con cuidado desde Calatrava. De nuevo el carril bici por la Macarena, muy concurrido el templo, la Ronda de Capuchinos y María Auxiliadora, muy despejadas. Cruzamos por el semáforo y subimos por José Laguillo donde uno de nosotros se detuvo para el control de avituallamiento; pronto en Santa Justa subiendo el puente como grandes escaladores, después la bajada y, enseguida, la entrada de nuevo a Nervión por Luis de Morales, con nuestro equipo ganando 2-0 a nuestro paso por preferencia. San Francisco Javier era el preámbulo antes de dejar a algunos de nuestros compañeros, lo que ocurrió en General García de la Herranz. Tras la primera escala, quedamos un reducido grupo que, con un ritmo más pausado, alcanzamos nuestras casas a las 19, 20 horas. La etapa había concluido con éxito. Todos en buena forma, sin lesiones y con fuerzas suficientes para concluir el día.
Antes de terminar esta reseña hay que hacer una mención especial a dos de los nuestros, los dos más jóvenes y noveles, un benjamín y un alevín que se mostraron muy entusiastas y que animaron la carrera en todo momento con sus tirones, sus escapadas, sus pájaras y su atrevido pedaleo. Dos jabatos del aventurado pelotón de aquella complaciente y primaveral tarde de otoño.

sábado, 16 de octubre de 2010

Cumpleaños feliz


Han transcurrido doce años desde que entrené al último equipo en mi club de baloncesto de toda la vida. Desde entonces, algunas cosas no han cambiado, entre ellas la costumbre de quedar con mis viejos amigos, los entrenadores con los que coincidí durante aquellas añoradas temporadas, para tomarnos unas cervezas bien frescas. Afortunadamente, esa costumbre se mantiene año tras año, aunque algunos no estemos ya en activo.
Se puede decir que el objetivo se cumplió, el romanticismo se tornó en realidad. Todos los esfuerzos, todas las ilusiones y las infinitas horas en la cancha de entrenamiento fraguaron en el establecimiento de fuertes lazos de amistad y en muchas horas más de cerveza. Porque un club sin cervezas no es un club, igual que un equipo sin amigos no es un equipo.
Esta noche celebraremos el cumpleaños de dos de los nuestros, de dos buenos y viejos amigos. Una vez más, como al principio, habrá cerveza.
Algunas generaciones recientes de baloncestistas deberían tomar nota de sus predecesores. Hay jugadores y jugadoras que se creen muy buenos en sus equipos y descuidan los aspectos más emocionales. En realidad, no saben que algunas cosas caen pronto en el saco del olvido, mientras que otras, las más valiosas, permanecen siempre en la memoria individual y colectiva. Que tomen nota: menos pajaritos y más cervezas.

martes, 12 de octubre de 2010

La Plaza de España restaurada



La Plaza de España de nuestra ciudad por fin ha sido restaurada. Las obras han llegado a su fin. Hay que decir que el conjunto arquitectónico proyectado por Aníbal González ha quedado muy bonito. Los sevillanos solemos vivir de espaldas a este bello lugar. Recomiendo este enclave de la ciudad para pasear y para conocer y desvelar los tesoros culturales que sus azulejos, sus galerías y sus dependencias guardan, quizá, con excesivo celo.
Los detalles escultóricos (los cuatro heraldos, las águilas, los bustos y los escudos) contribuyen armoniósamente a la decoración ornamental.
En esencia se trata de un espacio central diáfano con la fuente en el centro flanqueado por un canal o foso con agua cruzado por cuatro puentes y, algo más allá, formada por azulejos, la bancada de las provincias bajo los arcos de dobles columnas que delimitan las alas o galerías que partiendo de dos torres barrocas en los extremos confluyen en un edificio central. La variedad de los materiales empleados en su construcción (ladrillo visto, mármol, cerámica, hierro fojado y repujado) ponen el color y la textura a este exquisito monumento.
De especial interés resulta la visita al Museo Militar, alojado en uno de sus edificios.


domingo, 19 de septiembre de 2010

Canto a la libertad. Adiós Labordeta


Canto a la libertad

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.

Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.

Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

José Antonio Labordeta.

Para escuchar la canción haz click en este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=i15eFc_BCu4

viernes, 17 de septiembre de 2010

Del romanticismo a la realidad


Casi no me acuerdo de aquella tarde cuando me presentaron al autor de la carta que publico a continuación. Es buen tío, me dijeron, y quiere echar una mano como ayudante de algún equipo.
Este fue el comienzo de una larga y fructífera carrera como entrenador de baloncesto. Temporada tras temporada, año tras año, han sido muchas las generaciones de jugadoras y jugadores que tuvieron la fortuna de contar con él como entrenador.
Desde el principio congeniamos bien y pronto nos hicimos amigos.
Durante mucho tiempo trabajamos codo con codo, junto a otros grandes amigos, en la difícil tarea de conseguir que nuestros equipos femeninos conformaran la mejor sección de baloncesto posible. Recuerdo miles de anécdotas, de conversaciones, de discusiones sobre técnica y táctica, las largas noches de tertulia, de risas, de bromas y de diversión... Fueron los mejores años.
Cuando yo y el Gran Skin (ya hablaremos del Gran Skin) nos retiramos, mi amigo, junto con su compañero de fatigas (ya hemos hablado de él en alguna ocasión: ver la entrada "¡Voy por tabaco!") tomaron las riendas de todo aquello. Hay que decir que desde entonces los equipos que dirigieron y coordinaron no han parado de ganar títulos y de obtener grandes triunfos. Con ellos, llegaron otros magníficos entrenadores (Marcos y Antonio) que heredaron los fundamentos y conceptos sobre los que se había levantado aquel proyecto deportivo.
Más de veinte años de baloncesto jalonados de muchos aciertos y muy pocos errores. Demasiado tiempo de trabajo, de sacrificios y de generosidad. Demasiada entrega. Varias generaciones bien entrenadas y, sobre todo, bien educadas. Muchos recuerdos y mucha gente que disfrutó gracias a mi gran amigo.
Ahora, en el momento de su retirada (esperemos que provisional) por razones profesionales, el autor de esta carta se marcha orgulloso de todo lo que consiguió; sin embargo, le queda un recuerdo un tanto agridulce. Yo pienso que hoy, cuando ha escrito todo esto que de inmediato voy a transcribir, no es su mejor día, pero razón no le falta y al leer estas líneas no puedo estar más de acuerdo con todo lo que refleja en ellas. Hay que joderse.


Son ya muchos años en los que la experiencia me dice que el ser humano se mueve más por la idealización de lo que hace que por la realidad de los hechos.
La vida te va marcando; es verdad que conforme cumples años todos los ideales que tenias van cayendo, más aún cuando tras grandes esfuerzos, mucha ilusión y mucho tiempo solo recibes gestos de ingratitud e indiferencia.
También es verdad que en la vida hacemos algunas cosas de manera voluntaria y en ellas encontramos nuestra gratificación. Pero quiero añadir un matiz a esto: todas estas actividades nos han requerido durante muchos años grandes esfuerzos, no vinculados a las mismas, que incidían directamente en el ámbito personal y que nos han exigido una gran dosis de buena fe.
La opinión que quieron comunicar en esta carta no es generalizable a todos. Por supuesto que hay muchas excepciones, mucha gente con la que actualmente disfruto de una gran amistad personal. Sin embargo, son ya bastantes las decepciones, no por el hecho de no recibir de ellas ningún tipo de agradecimiento, alguna palabra de afecto, sino por el poco valor que se ha dado a nuestra labor educadora, a nuestros esfuerzos personales y, sobre todo, a nuestra valía como personas.
Este último punto es quizás el que más nos puede doler, porque es verdad que se cumple la norma “nunca se valorarán tus acciones buenas, solo las malas”.
Esta norma se está generalizando en las últimas generaciones provocando que la perspectiva de la realidad se pueda modificar simplemente por cualquier hecho desafortunado o error que uno pueda realizar, avocando toda tu trayectoria y méritos realizados y contraídos con anterioridad a un segundo plano, donde no suelen ser evaluados y mucho menos valorados.
Uno siempre tiene la esperanza que todos tus actos, en algún momento sean reconocidos por aquellas personas a las que has ayudado y por las que te has esforzado con el objetivo de proporcionarles algún bienestar. En fin, pues esto se ha producido pocas veces en los últimos años, aunque es cierto que cuando se producen te hacen pensar que todos tus esfuerzos han merecido la pena.
Lo que no llego a comprender es que además de no recibir ningún tipo de afecto o reconocimiento a tu esfuerzo, algunas personas se dediquen a criticar tu labor y a echar por tierra todo tu trabajo en diferentes foros.
El verter criticas gratuitas sin fundamento hacia aquellos que han dedicado tantísimo tiempo a que varias generaciones crezcan como personas, maduren, se eduquen y se diviertan responsablemente, para mí solo tiene una justificación clara: “LA POCA EDUCACIÓN”, por mucho que se quiera justificar dichas críticas con diferentes argumentos.
Debemos plantearnos que en nuestro sistema social estamos acentuando cada vez más el individualismo y la competitividad, pero es verdad que los jóvenes de hoy están equivocando esos términos: el individualismo a pasado a ser “EGOISMO” y la competitividad se ha perdido.
Bueno, sí quiero reforzar la actitud de mis compañeros durante tantos años, pidiéndoles que sigan creyendo en ese idealismo romántico que impregnó todas sus actividades, que no desistan en su actitud porque es verdad que en la vida uno no busca el reconocimiento de sus actos sino encontrar la felicidad en los mismos.
Seguiremos en la lucha durante muchos años.
Dedicado a todos mis compañeros.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¡Quién se ha comido los espetos!


Es triste pensar que los actuales gobernantes, empeñados en fastidiarnos una y otra vez con sus prohibiciones y con medidas que solo intentan desviar la atención y la opinión públicas hacia asuntos que camuflan los verdaderos e inquietantes problemas que nos acucian, estén maquinando el cierre de miles de chiringuitos de playa que constituyen uno de los principales atractivos del turismo nacional e internacional, auténticos motores de la economía familiar de muchas regiones y, junto al sol de nuestras hermosas playas y sus servicios hosteleros, de la macroeconomía del páis.
Pues bien, un soleado domingo de un caluroso verano, no hace más de cinco años, nos encontrábamos en uno de esos chiringuitos playeros que hay en Torremolinos, ciudad emblemática para todo el manuelismo. La noche anterior había resultado movidita y se había prolongado hasta el amanecer, por lo que los cinco amigos estábamos cansados, sedientos y hambrientos.
Pedimos la inexcusable ronda de cervezas, una ensalada, pescado frito variado y, no podía ser de otra manera, una buena ración doble de espetos malagueños, la joya gastronómica de la costa del sol, el milagroso manjar que nos repondría de la atropellada noche. Uno de nosotros, nuestro querido Tato, anhelaba con especial deseo degustar la suculenta especialidad de aquel rincón de Andalucía.
Un puñado de sardinas ensartadas en una caña pinchada en las brasas de leña de encina para asarse lentamente al fuego dan lugar a uno de los más sabrosos y apetecibles bocados que el talento y la imaginación de los restauradores de la costa hayan podido ofrecer a la concurrencia. Hay pocas delicias que se disfruten más acompañadas de una cerveza bien fría. Al parecer, hace más de 125 años que el merendero La Gran Parada, situado en el malagueño y marinero barrio de El Palo, ofreció por primera vez las ricas sardinas empaladas en espetos a su clientela. Se cuenta que el mismo rey Alfonso XII visitó aquel chiringuito y comió los espetos llevándoselos a la boca con los dedos, tal y como le indicó el propietario del local, quedándo plenamente satisfecho y agradecido.
En el momento en que los espetos y el resto de platos fueron servidos en nuestra mesa, Tato acababa de encender un pitillo. Hay que decir que el proceso de encendido de un cigarrillo por parte de nuestro amigo sigue un riguroso manual protocolario que incluye, entre otros pasos, el alisado del papel y el prensado del tabaco en su interior.
Encendido y fumado el habano, nuestro colega sacó de su funda la toallita impregnada de agua de limón que nos habían entregado para limpiarnos las manos. El lavado de manos fue preciso e intenso, alcanzado todos los recovecos y pliegues.
Con las manos bien aseadas, se sirvió ensalada en su plato: primero los ingredientes en forma de hoja, después los de forma de tiras y, por último, aquellos con formas más geométricas y voluminosas.
Servida y tomada la ensalada, parsimoniosamente hizo lo propio con el pescado frito: primero los pescaditos completos (boquerones y acedías), después los taquitos y pedacitos (rape, merluza, rosada y adobo) y, por último, los cefalópodos (puntillitas y calamares).
Otro protocolario cigarro, precedidio de su consabida preparación, se fumó nuestro amigo antes de seguir con el banquete. "Ahora el plato fuerte", pensó, "ahora los espetos".
Ansioso por degustar el primer pescadito plateado, volvió su mirada y tendió su mano hacia el plato de los espetos cuando, sorprendentemente, comprobó que solo quedaba una sardina, las demás había desaraparecido por arte de magia. Contrariado y con el rostro desencajado exclamó: ¡Mamones, quién se ha comido los espetos! Al mismo tiempo su mirada recorría inquisitoriamente cada uno de nuestros platos, deteniéndose en el de nuestro querido Felipe, pues era el que contenía un mayor número de esqueletos de espinas de sardinas, aventajándonos de manera evidente, como se podía comprobar por las espinas que reposaban en cada uno de nuestros platos. En defensa de Felipe, en honor a la verdad y por hacer justicia, hay que decir que Don Manuel también había comido un buen número de sardinas, pero este hecho pasó algo inadvertido, pues Tato descargó toda su ira y reprobación sobre su amigo Felipe, aunque al resto nos tocó también lo nuestro. El mosqueo fue tremendo y el enfado iba tornándose en indignación. De nuevo encendió un cigarro y, tras manifestar que ya no comería más, permaneció en silencio un largo rato sacudiendo de vez en cuando la cabeza en señal de incredulidad.
Todos nos mirábamos de reojo, mediorriéndonos del monumental mosqueo de nuestro amigo, pero la tensión se agravó cuando el camarero nos comunicó que ya no quedaban más espetos, que se habían agotado. La cosa se puso seria. La última sardina desapareció del plato, sin que la mayoría nos diéramos cuenta. En el ambiente confluían nuestras risas contenidas, el resentimiento de Tato y la replicación de Felipe, que empezaba a sentirse injustamente atacado.
En este punto, llegó el momento de que interviniera el Gran Kikiño.
Efectivamente, el Gran Kikiño, afanado en contentar a su buen amigo, se levantó y, media hora más tarde, tras penetrar en la mayoría de los chiringuitos que discurrían a lo largo de la orilla de aquella playa llamada Bajondillo, volvió con una bandeja repleta de espetos. Todos quedamos perplejos, allí había más de tres docenas de espetos, una barbaridad.
La bandeja fue depositada delante de los malhumorados ojos de Tato, cuya reacción confirmó su reproche a nuestro agravio inicial: "No como más sardinas", dijo.
"Entonces nos las comemos nosotros", intervino desairado el Gran Kikiño al tiempo que engullía una espléndido ejemplar de sardina asada. A los demás nos faltó tiempo para avalanzarnos sobre la bandeja y, varios minutos y varias rondas de cerveza después, no quedaba sobre ella más que el rastro aceitoso de aquellos manjares. Nuestra felicidad total por el festín que nos habíamos dado contrastaba con la ausencia del amigo ofendido.
Y así trancurrió aquel almuerzo playero. Pero antes de terminar tengo que decir que después de tomar café, la pócima mágica preferida por Tato, nuestro amigo, que es un tío excepcional, recuperó su sonrisa y olvidó lo ocurrido. También tengo que decir que esta anécdota es entrañable y que jamás la olvidaremos, pues forma parte del patrimonio inmaterial que compartimos unos cuantos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Noticias de actualidad sobre Cabo Polonio


En esta página web podréis encontrar noticias de actualidad y otras informaciones relacionadas con Cabo Polonio. Retiro espiritual, paraiso de libertad. Son muy interesantes los comentarios e historias que muchos de los visitantes y habitantes del Cabo relatan sobre el lugar. Las mochilas siguen aguardando, pero algún día estaremos en Cabo Polonio, el sueño de Don Manuel.

http://www.portaldelcabo.com.uy/modules/noticias/

sábado, 4 de septiembre de 2010

El ciclo de la vida


El invierno pasado fuimos invitados a cenar a casa de unos buenos amigos. En la imagen se aprecia el principo de lo que luego resultó ser una larga noche de la que salimos más que bien despachados: comimos de maravilla, bebimos lo que quisimos, conversamos jovial y acaloradamente y, sobre todo nos reímos. Les puedo asegurar que todos los suculentos alimentos que aparece en la imagen y otras delicias que aguardaba en la cocina fueron absolutamente engullidas por el grupo de amigos comensales que aquella noche nos reunimos.
Comer, beber, hablar, reír... El ciclo de la vida nos ofrece afortunadamente innumerables ocasiones para pasarlo bien, habrá que seguir aprovechándolas por mucho más tiempo. Como dice Don Manuel, la vida se vive una sola vez y pocas veces hay segundas oportunidades. Que así sea.

sábado, 28 de agosto de 2010

Voy por tabaco


Son tus labios un rubí
partido por gala en dos,
arrancado para ti
de la corona de un dios.

Con estos románticos versos se despidió de su novia el protagonista de esta reseña después de decirle "cariño, vuelvo enseguida, voy por tabaco, no tardo".
Treinta segundos después, al salir del chalé donde se celebraba la barbacoa y pisar la calle de la urbanización, nuestro poeta comenzó a correr hacia su coche; lo arrancó, puso la primera y salió disparado en dirección al pueblo más próximo. Diez minutos más tarde se encontraba en el estanco de la travesía principal que cruzaba el municipo de un extremo a otro; allí saludó y pidió chester, pagó, cogió la vuelta y la cajetilla y regresó al coche, donde encendió un cigarro. Cuando parecía que iba a volver sobre sus pasos para regresar al lugar de la barbacoa, de nuevo salió a toda pastilla terminando de atravesar el pueblo. Quince minutos después había dejado atrás dos localidades y se dirigía a una tercera población enfilando la carretera nacional que lo llevaría al destino fijado en su mente. "Si me doy prisa, puedo ver el final del partido y volver rápidamente. No estaré allí mucho tiempo", pensó.
Dos cigarrillos fue el tiempo consumido antes de llegar a los alrededores del pabellón de deportes, meta final de su escapada. Aparcó el vehículo; entró en el polideportivo por la puerta principal; buscó el pasadizo a las pistas; lo encontró al fondo del hall principal; corrió y en dos segundos estaba en la zona del banquillo donde se sentaban las jugadoras de su equipo de baloncesto.
Saludó a todas las jugadoras, al entrenador que lo sustituía ese día, su amigo del alma, y tomó las riendas del partido dando órdenes e instrucciones al quinteto que estaba en pista. La segunda parte acababa de empezar, el marcador estaba igualado, había mucha tensión en las gradas, el partido era crucial, el ganador se proclamaría campeón de liga, todo el trabajo de aquel año estaba en juego. Con todos estos ingredientes nuestro poeta había olvidado que debía volver de inmediato a la barbacoa donde su novia lo esperaba.
Una hora después acabó el encuentro; el equipo de nuestro entrenador furtivo se había proclamado campeón de la liga provincial; todos estaban muy emocionados y celebraban con júbilo la victoria. Tras las felicitaciones propias de estas ocasiones se decidió que todos, jugadoras, entrenadores, padres, directivos y amigos, irían a celebrarlo a una venta próxima, donde comerían y brindarían por el éxito alcanzado. No hay que decir que nuestro amigo, embargado por la emoción se dirigió, junto a los demás, hacia el local donde tendrían lugar los fastos triunfales. Allí corrió el vino y la cerveza, se degustaron exquisitos manjares, se remató con suculentos postres y café, y se brindó con champán; la fiesta fue a más, llegó la hora de los cubatas; comenzaron las canciones, las palmas y el baile, en el que destacó un taconeo a pecho descubierto del entrenador clandestino, momento cumbre de la tarde, exhibición del flamenco más ortodoxo, derroche de arte al caminar, parar y templar.
Eran las siete y media de la tarde cuando el poeta tras varios tragos largos de wisqui con cocacola se fumaba el último pitillo de la cajetilla que había adquirido por la mañana. "Tengo que comprar tabaco" pensó. En ese instante, un escalofrío intenso recorrió su espalda. Acababa de recordar que tenía que regresar a la barbacoa.
Sin despedirse de nadie, se dirigió deprisa al coche, arrancó y puso rumbo hacia la urbanización donde le esparaba su novia. Intentó no pensar en nada pues el simple reconocimiento de que se había olvidado de la barbacoa le helaba la sangre; no quería ni pensar cómo sería la acogida de su novia.
Ya había oscurecido cuando aparcó y traspasó la cancela del chalé. Casi toda la gente se había marchado ya y los dueños de la casa estaban despidiendo a los que quedaban. Las viandas y bebidas estaban recogidas...
Todo lo que ocurrió después ustedes se lo pueden imaginar, pues además todas las escusas se desvanecieron cuando nuestro querido amigo hizo el intento de enseñar el paquete de tabaco no encontrando nada en su vacío bolsillo.
Unos días después todo se olvidó, se hicieron las paces y, de nuevo, se retomó la normalidad. Hay que decir también que, aquel año, nuestras niñas hicieron un gran papel en la fase regional y que nuestro entrenador fue muy feliz con todo ello.

jueves, 26 de agosto de 2010

Veranear en Mairena is diferent


Llegó a su casa de Mairena el primer día de vacaciones; dejó el maletín en la entrada; se cambió de ropa quedándose en calzonas y camiseta; puso el aire acondicionado y lo programó a toda potencia; conectó un par de ventiladores, de esos que utilizan en las películas para levantar la arena del desierto y simular tormentas y vendavales; encendió la televisión para ver el partido de baloncesto; se conectó a internet con su portátil; sacó el queso y la botella de agua del frigorífico y abrió un paquete de patatas fritas; colocó todo, mando a distancia, portátil y ratón, queso, agua y patatas fritas, además del móvil, encima de la mesa del salón, de manera que no le resultara muy difícil llegar a ellos sentado en su sofá; se recostó de lado en un segundo, aprovechando que se sintió algo cansado y que le flaquearon un poco las fuerzas; giró sobre sí mismo colocándose bocarriba; entrecerró los ojos todo lo que pudo, los párpados no se cerraron del todo y dejaban entrever parte del blanco del gobo ocular, por lo que parecía que los ojos se habían dado la vuelta; posó ambas manos sobre su ombligo y, finalmente, emitió un sonido gutural, algo parececido a un ronquido, la señal que indicaba el inicio del prolongado y agradable sueño en el que se sumergió. Muchas horas después, dicen que pasaron varios días, abrió los ojos con gran dificultad, se desperezó, estiró las piernas, se secó la boca y la barbilla con la mano, se tocó la coronilla y la parte de atrás de cuello, ambas húmedas; escuchó el sonido de la televisión, qué lástima, pensó, me he perdido el final del partido; a duras penas se levantó pisando varias patatas fritas que habían caído al suelo y que ahora crujían; sintió sed y bebió el agua recalentada de la botella; observó la imagen del protector pantalla de su portátil y se acordó que tenía que telefonear a un amigo; al coger el móvil comprobó que tenía treinta y cinco llamadas perdidas y que la batería estaba a punto de agotarse; sintió una fuerte presión en el pubis, se estaba orinando y se apresuró a ir al cuarto de baño; al pasar frente al espejo, vio de reojo su imagen reflejada en el espejo, se detuvo ante él y se miró a sí mismo; en ese momento comprendió parte de lo que había ocurrido en las últimas horas. Sin embargo estaba algo confuso, había algo en el ambiente que lo enrarecía, un intenso olor a queso manchego bien sudado que se había esparcido por toda la casa a través de las corrientes de aire que levantaban los dos ventiladores; de repente sintió frío por la exposición al aire acondicionado; llegó al baño, allí ejerció de ciudadano del mundo y, diez minutos después, tras lavarse las manos, salió al pasillo, bostezó con gran ímpetu, respiró fuerte y, en ese instante, experimentó la sensación de haber descansado. Realmente, hacía mucho tiempo que no se encontraba tan bien, realmente, el verano había comenzado para él.

martes, 24 de agosto de 2010

Ballenas en Cabo Polonio


Tal y como se recoge en la edición digital del diario El País de Uruguay, se han avistado ballenas a escasos cien metros de la costa de Cabo Polonio. Un aliciente más de este paraíso natural. Seguro que Don Manuel, cuando lea esta noticia, añadirá un deseo más a la mochila que guarda en un rincón con destino reservado a este enclave del Departamento de Rochas de la República Oriental del Uruguay. Conviene recordar que en las tres pequeñas islas que se levantan frente a las costas de Cabo Polonio, se encuentra una importante reserva de lobos marinos.
Las maravillas naturales, la belleza de las arenas y el océano, el referente marino de su faro, las costumbres y formas de vida alternativas configuran un edén mágico.
Las mochilas aguardan el viaje. Algún día iremos a Cabo Polonio.

lunes, 23 de agosto de 2010

Se alquila piso en Camas





Recuerdo a todos nuestros amigos y amigas que el piso de Camas está en alquiler a partir del mes de octubre. El piso, de unos 90 metros cuadrados, está nuevo y en magníficas condiciones, es amplio y tiene una terraza-lavadero muy práctica. Tiene tres habitaciones con armarios empotrados, dos cuartos de baño, un amplio salón y una cocina grande con todos los accesorios, mobiliario y electrodomésticos. Está situado en el bloque Residencial El Cisne, justo encima del supermercado Mercadona. Es bonito y acogedor. Si conocéis a alguien interesado podéis darle mis señas para que se ponga en contacto conmigo.

domingo, 22 de agosto de 2010

Garrovillas de Alconétar: Fiestas de San Roque



Garrovillas de Alconétar está situada entre las ciudades de Cáceres y Plasencia, a 9 Kilómetros de la gran autopista que une ambas localidades, es decir, en pleno corazón de la Vía de la Plata (Kilómetro 187 de la carretera N-630) no muy lejos del embalse de Alcántara. Tiene unos 2.600 habitantes y se emplaza en un terreno alomado, con encinas, jara y matorral principalmente, no muy lejos del río Tajo.
Garrovillas cuenta con una Historia singular y, entre sus lugares y edificios de interés artísticos hay que destacar las siguientes:
- Plaza de la Constitución: declarada Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional, es una de las doce plazas más grandes de España. Tiene hermosas casas muy antiguas, algunas del siglo XV, que conforman un conjunto arquitectónico de columnas de granito, arquerías y ventanales que conmuenven a los visitantes que se acercan a contemplarla.



- Iglesia de San Pedro Apóstol.
- Iglesia de Santa María de la Consolación.
- Convento de las Monjas Jerónimas.
- Palacio de los Condes de Alba de Liste.
- Convento de San Antonio de Padua.
- Santuario de Nuestra Señora de Altagracia.


Esta semana se están celebrando las Fiestas de San Roque y he recordado lo bien que lo pasé hace años, cuando tuve ocasión de ir a Garrovillas. Nunca olvidaré la celebración de Los Toros, en honor del Santo, que tiene lugar en la Plaza de La Constitución, convertida en plaza de toros formada con talanqueras, los carros, la jaula de maderos, la empalizada, las costanas, y los rehiletes, que son los ingredientes del maravillo e intemporal escenario.
Entrad en este enlace y podréis conocer mejor las singularidades de este pueblo extremeño. No hace falta decir que lo mejor de él son sus habitantes, los garrovillanos.
http://www.garrovillasdealconetar.es/

lunes, 16 de agosto de 2010

En septiembre: Cibeles Fashion Week

Cada vez está más cerca la celebración de la próxima edición de Cibeles Fashion Week. El año pasado tuvimos la suerte de asistir a la presentación de la magnífica colección de primavera que Victorio y Lucchino habían preparado. Vimos a muchos famosos y también aprendimos algunas cosas sobre el mundo de la moda. Nos acompañó Don Manuel, quien, junto a un servidor, tuvo la ocasión de visitar el back stage y conocer algunos de sus entresijos: maquillaje, estilistas, la colección y, sobre todo, las protagonistas principales del desfile, las modelos, que fueron muy amables y accedieron a fotografiarse con nosotros, sobre todo con Don Manuel.
En este vídeo podéis ver un pequeño momento de la presentación de los dos creadores sevillanos.

martes, 10 de agosto de 2010

Playa de El Palmar



La playa de El Palmar, entre Conil de la Frontera y Caños de Meca, con una longitud de 8 km aproximadamente y situada en el término municipal de Vejer de la Frontera, en la comarca de la Janda, constituye un enclave natural de una belleza arrebatadora como consecuencia de la conjugación armónica de sus aguas, arenas doradas, parque dunar y del núcleo rural en el que se acuna antes de ser abrazado por el inmenso océano.

La playa es idónea para el baño familiar, pero su larga extensión y su anchura hacen que tengamos la sensación de estar en una playa con escasa ocupación, lo que nos proporciona un buen grado de intimidad. Igualmente, resulta fantástica para para practicar deportes acuáticos durante todo el año.

Este verano, un vez más, hemos encontrado el descanso deseado en El Palmar. Tras una semana de disfrute nos marchamos satisfechos y renovados. Los paseos por la arena mojada, los baños en sus templadas aunque refrescantes aguas, las preciosas vistas del mar y del horizonte, la amabilidad de las gentes que forman su población, la temperatura agradable, el frescor del viento, las siestas y el abandono al que nos hemos sometido, los ratos de lectura y otras muchas sensaciones que se activan en este lugar nos devuelven a la ciudad con el ánimo necesario para afrontar los viejos y los nuevos embates irremediables.

Deseamos larga vida a El Palmar y a sus habitantes. No nos agradan las últimas noticias publicadas en algunos diarios que hablan de proyecto urbanísticos e inmobiliarios alrededor de apartamentos u hoteles de lujo con el beneplácito de la Administración local y autonómica. Qué pena nos daría que este entorno natural y paisajístico comenzara una transformación gradual que lo asemejara poco a poco o de golpe y porrazo con el estilo artificial de las modernas urbanizaciones, tan perjudiciales y dañinas para el medio ambiente.

En el siguiente enlace podréis ver una vista aérea filmada desde paramotor de un buen tramo de la la playa de El Palmar:
http://www.youtube.com/watch?v=mw_k3r6FnoE&feature=related

lunes, 9 de agosto de 2010

Visita al Parque Nacional de Doñana



Esta primavera tuvimos ocasión de visitar el Parque Nacional de Doñana. Subidos a un autobús especialmente preparado para estas travesías, recorrimos un gran tramo de bosque mediterráneo y de marisma. Resulta increíble observar todas las maravillas naturales que nos regala Doñana. Son muchas las especies que conforman la flora y la fauna de los diferentes ecosistemas que se dan en el Parque. Esta visita debería ser obligatoria para todos los escolares de Andalucía, pues uno se marcha de este entorno con una mayor conciencia de la importancia de cuidar y conservar nuestros tesoros naturales.

sábado, 7 de agosto de 2010

Caños de Meca, un año más


Antes de nada, os propongo una dirección web para encontrar información sobre este maravilloso lugar, Csños de Meca:
http://www.loscanosdemeca.com/index.htm
Durante la década de los ochenta descubrimos el paisaje, el ambiente hippy, las maravillas naturales y las sensaciones de libertad que el entorno de los Caños insuflaba a todos aquellos que se acercaban a sus costas. Fueron años fantásticos en los que conocimos a mucha gente muy especial y otras formas de vida diferentes a las que nosotros estábamos habituados. Nos divertíamos a la vez que estrechábamos nuestros lazos de amistad ante el espectáculo y las sorpresas que el lugar nos ofrecía cuando lo visitábamos.
Desde entonces, y pese a que las barbaridades urbanísticas y muchos de sus eventuales visitantes, sobre todo durante la década de los noventa, se ocuparon de degradar este espacio natural, hemos procurado asistir al menos una vez al año a los Caños para disfrutar de algunas de sus playas y revivir aquellas ensoñaciones de juventud que tan bien grabadas se quedaron en nuestros corazones.
Ayer, estuvimos con unos amigos muy especiales a los que queremos mucho. Pasamos un día muy bonito en su compañía. Cada vez que vamos juntos la estancia en los Caños vuelve a ser especial.

jueves, 5 de agosto de 2010

Las libretas de Tato


Durante muchos años nuestro amigo Tato ha ido recopilando en un buen puñado de libretas un interminable número de anotaciones y apuntes que satisfacían su ansia de curiosidad. Suponemos que en este tesoro íntimo de ideas podríamos encontrar, entre otras, joyas como las siguientes:

- Frases célebres.

- Pensamientos originales

- Anécdotas curiosas.

- Eventos y acontecimientos culturales de interés en cada época.

- Letras de canciones, de poemas y otros textos.

- Dichos populares.

- Otros apuntes que llamaban su atención.

Desde este blog invitamos a Tato a que desvele y comparta, de vez en cuando, algunas de las anotaciones que fue plasmando en sus libretas a lo largo de muchísimos años. En ellas se encuentran los secretos mejor guardados de nuestro amigo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

El maravilloso verano



Verano de 2007. Cuatro amigos coinciden en una maravillosa playa de Cádiz. Los vientos del sur, una vez más, son testigos de un nuevo encuentro playero. El tiempo pasa pero los paraísos están donde estaban para acudir a ellos siempre que se pueda, siempre que sea posible, siempre que la memoria no olvide.

domingo, 1 de agosto de 2010

sábado, 31 de julio de 2010

Desde Bami: la gran proclama


En la imagen se refleja el momento en el que nuestro querido Felipe pronuncia, una vez más, la célebre y famosa frase:" Ustedes lo matasteis". Esta trascendental proclama tuvo su origen unos años antes alcanzando cotas de genialidad y sabiduría.
Aprovechamos este acontecimiento singular para presentarles a Felipe, una persona muy especial y diferente cuya inteligencia natural lo convierte en alguien que no pasa nunca inadvertido allí donde va. Su mirada hacia el mundo y el análisis que suele hacer de lo que en él pasa siempre se aleja bastante de los puntos de vista y versiones oficiales, pronunciándose normalmente con interpretaciones originales e inéditas que constituyen a su vez objetos de análisis y controversia. Durante muchos años y aún todavía, Felipe ha sido la ventana abierta para que muchos de sus amigos, a través de sus crónicas no preparadas, accediéramos a espacios culturales (cine, música, espectáculos, mitos y leyendas...) tanto de la tradición clásica como de las modalidades artísticas más innovadoras que no suelen frecuentarse a través de los canales comerciales que están más al alcance. En otras palabras, Felipe ha supuesto para todos sus allegados un referente de la cultura más valiosa para su grupo de amigos.
Seguiremos informando en nuevas entradas al blog.

miércoles, 28 de julio de 2010

El otro Don Manuel

El otro Don Manuel es en realidad el auténtico Don Manuel. A decir verdad fue él quien inventó el manuelismo, cuya práctica se extendió con bastante éxito, entre tres o cuatro allegados incondicionales (siendo yo uno de ellos), a finales de la década de los noventa, llegando hasta nuestros días con gran fuerza y vigor, eso sí, sin que haya aumentado el selecto círculo de los elegidos para practicar esta filosofía o enfoque de vida. Seguiremos informando sobre la trascendencia de esta figura del pensamiento moderno precursora del paradigma postmanuelense.

domingo, 25 de julio de 2010

Don Manuel


Don Manuel está atento a todo lo que pasa mientras pasea por la avenida. Se encuentra muy despejado y despierto. Esta mañana, como siempre, ha salido temprano, ha tomado café y ha leído el periódico muy pendiente de las últimas noticias locales, nacionales e internaciones. Antes de pasear ha recordado el día de ayer, cargado de incidentes, de problemas, de preocupaciones y de algún que otro contratiempo no muy agradable. Sin embargo, el día comenzó sereno y calmado. La temperatura parece que será agradable todo el día. Al salir de la cafetería, Don Manuel ha respirado profundamente antes de caminar hacia su trabajo y, tras sentir en sus entrañas el frescor de aire, ha dicho en voz baja: ¡vamos allá!